Dice el principio de Peter Parker que un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Y algo similar ocurre con el potente influjo y fascinación que tienen ‘per se’ las grandes obras de la historia de la música clásica con sólo nombrarlas. Es lo que ocurre, cada una con sus motivos y especificidades, con la ‘Quinta Sinfonía’ de Ludwig van Beethoven y también con el ‘Concierto de Aranjuez’ de Joaquín Rodrigo. Su magnificencia es conocida, pero afrontar su interpretación es un reto porque hay que estar a la altura de su fama. Y a ello se enfrentó victoriosa en la tarde de ayer la Orquesta Ciudad de Almería, en una nueva cita del otoño cultural programado por el Área de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Almería.
Se trataba del tercer concierto del ciclo Beethoven Plus, que tuvo que ser suspendido varios meses tras celebrar las dos primeras citas el pasado invierno. Cartel de ‘entradas agotadas’ y retransmisión en streaming para una sesión muy especial, ya que para la obra del compositor español contaron con la participación estelar como solista de José Fernández Torres, ‘Tomatito’, todo ello bajo la magistral dirección de Michael Thomas. Muchos ingredientes para que no fuera un concierto para el recuerdo, como así ocurrió.
Como apertura del programa, la ‘Música Incidental de Rosamunda (Música de Ballet)’ de Franz Schubert, que destaca por esa vis escénica, puesto que fue un encargo de banda sonora para una obra teatral de mismo título, firmada por la escritora Helmina von Chézy y que no pasó a la posteridad si no fuera por el magnífico tratamiento dado con ligereza pero con sabiduría del compositor austríaco y que la OCAL supo leer en su función de lujoso aperitivo antes del primer plato fuerte.
Segundos después, aparecía en escena Tomatito para afrontar el desafío de sentir en escena el ‘Concierto de Aranjuez’ de Joaquín Rodrigo. Y hablamos de sentimiento y no de ejecución porque con el guitarrista almeriense no se pueden hacer las cosas de otra manera. Lejos de la maquinal y fría técnica de los intérpretes de guitarra clásica, Tomatito puso corazón y esencia de ese flamenco que lleva en la sangre en cada acorde de la castiza composición donde la guitarra, ese maravilloso instrumento del que Almería tiene tanto que ver gracias a Antonio de Torres, acaricia y emociona con pasión.
En un diálogo constante de miradas entre guitarrista y Michael Thomas, la Orquesta Ciudad de Almería dio lustre a los momentos solistas de un Tomatito que sobrevoló con su destreza por la partitura, sin academicismos y emulando los pasos de su admirado Paco de Lucía, con especial alcance en el conocido ‘Adagio’.
La Quinta de Beethoven, el tránsito al triunfo
Tras la doble ovación a OCAL y Tomatito, el concierto tenía como broche final la ‘Quinta Sinfonía (En do menor. Op. 67)’, la tercera de las nueve archiconocidas obras de Beethoven, que sobrecogió desde el inicio con la intensidad del arranque del primer movimiento. Arranque de un maravilloso ejercicio coral de idas y venidas, que simbolizan la lucha interna del ser humano por superar todo condicionante, como un mensaje de optimismo universal en su concepción platónica.
Más allá del conocido fragmento, la Orquesta brilló sobremanera en los pasajes del tercer movimiento, con forma ternaria, y con el cuarto, con los pizzicato que devienen en casi un minimalismo imperceptible para subir al crescendo que une con el cuarto y último, en el que la explosión del triunfo fue dirigida con brío por un Michael Thomas exultante y una Orquesta que liberó así la tensión propuesta durante la obra por Beethoven. Un excelente recital para una OCAL que hace de los retos un triunfo.